En pocas palabras, ¿cómo hacer una entrevista escrita? Con preguntas, escuchando y luego pasando por escrito partes de lo hablado. Las respuestas orales se convierten al medio escrito, lo cual puede hacerse de diferentes formas. Pero la pregunta es el motor de una entrevista periodística, un gatillo para dar voz al entrevistado, el único protagonista en ella…

La selección de las preguntas, el instinto periodístico durante la entrevista y la creación del texto basado en ella. De eso va esta simple guía para saber, más o menos, cómo hacer una entrevista escrita desde 0.

¿Qué es una entrevista escrita?

La entrevista es uno de los géneros periodísticos, como lo son la crónica, el ensayo, la noticia, el reportaje, la columna, la crítica, etc. Puede ser una entrevista televisiva o en radio, así como una entrevista escrita pronta para publicar en prensa, revistas, blogs o sitios web.

Cuando se habla de entrevista escrita, se refiere al acto de presentar en lenguaje escrito la conversación mantenida entre el entrevistador y el entrevistado.

Es decir, escribir la entrevista que se hizo, proporcionando una estructura y coherencia al combo de preguntas y respuestas.

¿Qué preciso para hacer una entrevista periodística?

  • Un papel con las preguntas
  • Escuchar y repreguntar
  • Un grabador / Teléfono móvil para registrar las respuestas
  • Auriculares para transcribir
  • Una PC / Laptop para escribir y dar forma al texto basado en la entrevista

¿Cómo hacer una entrevista escrita?

Para dar una respuesta lo más directa posible a cómo hacer una entrevista periodística, va este pequeño resumen de pasos elementales:

  1. Contacta al entrevistado.
  2. Piensa y escribe las preguntas.
  3. Haz la entrevista, a partir de las preguntas pero no solo con ellas.
  4. Transcribe parte o todo el audio.
  5. Leer y procesar la transcripción, seleccionando partes.
  6. Decide la estructura del texto y comienza a escribir, editar, borrar, escribir…

Veamos una por una:

1- Habla antes con el entrevistado

Al momento de contactarlo, comentale algunas de las cuestiones que quieras hablar durante la entrevista. Esto evita sorpresas, malos entendidos, ofensas e incomodidades.

Una opción es compartir 3-4 preguntas, o bien contarle el propósito de la entrevista y dónde se publicará.

La famosa comodidad que en teoría debe sentir el entrevistado, en gran parte cierta, se construye ya desde los primeros contactos, no solo durante la entrevista.

2- La pregunta

Algunos prefieren preguntas largas con explicaciones entre medio, otros preguntas cortas y directas.

Depende de la familiaridad del entrevistador con el tema que está preguntando y del objetivo de la entrevista, el tipo de lector, entre otros factores.

Lo bueno de las consultas con pocas palabras, claras y directas es que pueden generar, a veces, respuestas más acotadas, simples y sin vueltas por parte del entrevistado.

Por ejemplo:

  • ¿Qué es X?
  • ¿Cómo y cuándo nació X?
  • ¿Por qué comenzaste a pintar?
  • ¿Cuándo y dónde piensan lanzar YYT?
  • ¿Quién se encargó de desarrollar el modelo EJRC?
  • ¿Qué piensa de los nuevos virus JSJF?
  • ¿Cuál olla recomienda para cocinar SLD?
  • ¿Cómo se configura el programa en dispositivos DKFGKR?

Para ponerlo aún más fácil, trata de preguntar comenzando con las típicas palabras:

  • Qué…
  • Cuándo…
  • Quién…
  • Cómo…
  • Dónde…
  • Por qué…
  • Cuál…

Estos términos, conocidos en lingüística como “palabras interrogativas”, son muy eficaces para obtener datos, información precisa que toda entrevista debería incluir, más allá de la temática y de quién sea el entrevistado, así como respuestas concretas.

Idealmente, la pregunta tiene un rol de disparador para que el entrevistado hable largo y tendido.

Pero una pregunta que lo incomode puede hacerlo saltar de la silla y salir, responder con rodeos o desviar hacia otros asuntos e irse por las ramas.

Es función del entrevistador producir un ambiente sin tensiones, ameno y neutral, pero también que el entrevistado conteste lo que se pregunta.

Interrumpir e insistir son algunas de las actitudes que deberían evitarse durante toda entrevista. Sin embargo, hay excepciones. Una de ellas es cuando el entrevistado no responde nada o solo contesta lo que quiere.

Cuando se pone en modo casete a responder como si fuera un comunicado oficial leído o un robot de Burger King, una de cuatro:

  • El entrevistador vuelve a preguntar, sutilmente, hasta conseguir una respuesta.
  • El entrevistado se para y da por terminada la entrevista.
  • Se lo deja hablar, pero luego se refleja, por escrito, la distancia entre las preguntas y las respuestas.
  • El entrevistador concluye la entrevista fallida y pierde el tiempo de otra manera.

3- La repregunta – Las preguntas inesperadas

Si la entrevista se vuelve, en cambio, un campo fértil de conversación, es la oportunidad para hacer preguntas basadas en lo que acaba de decir el entrevistado. Ahí entra en escena la repregunta.

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Dicho diferente, no te cierres a las preguntas originales. De nuevo, solo son un punteo para generar respuestas, el punto de partida para la entrevista, pero las propias respuestas pueden dar origen a nuevas e incluso mejores preguntas.

Además, quizá alguna pregunta mejor no hacer, ya sea porque no viene a cuento o mismo porque ya la contestó. Todo depende de qué información reúnas hasta el momento.

El instinto periodístico, esa capacidad de encontrar en las palabras, hechos y cosas un valor informativo de interés, es la mejor guía durante una entrevista, más que las preguntas iniciales.

Para ello, se necesita mantener un foco de atención total hacia el entrevistado, es decir escucharlo plenamente, para así encontrar un posible nuevo disparador de preguntas en las respuestas.

4- El largo proceso de transcribir

La transcripción de un audio a texto puede resultar muy tediosa, aburrida y delicada. Auriculares, ‘Play’, ‘Pausa’, escribir, ‘Play’, ‘Pausa’, escribir y así sucesivamente. Otros más experimentados: ‘Play’, escribir, ‘Pausa’, escribir, ‘Play’, con la misma secuencia de efecto casi interminable.

Es una actividad que insume muchas horas y sobre todo, exige de una gran paciencia.

Si bien existen programas automáticos de transcripción, no tienen aún el grado de exactitud esperado. Aparte, al transcribir en modo manual ya se va re-escuchando la entrevista, algo muy conveniente para refrescarla e ir pensando su posible presentación escrita.

Ver: Transcribir audio a texto – Programas automáticos, Live Transcribe de Google y más

Hay, básicamente, 2 formas de transcribir:

  • Palabra por palabra
  • Solo partes

En mi caso, suelo transcribir prácticamente todo, casi palabra por palabra, porque así se obtiene un material bruto mayor como base para la composición del texto.

5- El oficio de seleccionar y omitir

¿Qué va y qué no? Para responder esto, se debe siempre pensar en el lector, no si el entrevistado querría incluirlo o no, sino si aporta valor al destinatario de la entrevista.

Ya sea porque la idea no quedó del todo clara, por exigencias de extensión u otras razones, seguramente debas dejar fuera un montón de información. Es inevitable.

Subrayar, marcar o ir cortando y pegando en otra parte todas aquellas secciones que seguro piensas incluir en el texto. Después, con esa selección a mano, se comienza a trabajar la estructura y estilo de la entrevista escrita.

6- La estructura, escritura y edición

Quien hizo transcripciones y entrevistas escritas sabe que el lenguaje oral de una conversación y el formato escrito mantienen una distancia abismal.

Hablar y escribir tienen en común el uso de las palabras, pero la expresión oral y escrita presentan sus propias particularidades.

Convertir una entrevista oral en una entrevista escrita no supone solo atender las diferencias formales entre el lenguaje hablado y escrito, sino también las diferencias de contexto.

En una entrevista grabada pero no filmada, del contexto de la conversación participan solo entrevistador y entrevistado, por lo que algunas cosas pueden sobreentenderse entre ellos, pero quizá no sean comprensibles desde las palabras luego escritas.

Mientras en la entrevista oral, se trata de una charla entre el entrevistador y el entrevistado, en una entrevista escrita se trata de un texto basado en esa grabación. El contexto de sentarse a reproducir, escuchar, escribir y editar es otro, no el mismo de la conversación. Mudar de un contexto a otro suele generar cambios en su propio significado.

Por esta razón, se debe considerar que como los actos de hablar y escribir forman parte de distintos contextos, al convertir una conversación entre dos personas en un texto para el lector pueden producirse problemas de fidelidad y comprensión.

El riesgo de ser injusto con el entrevistado y resultar inaccesible para el lector.

De hecho, si transcribes literal palabra por palabra del entrevistado y lo dejas así, a no ser que el entrevistado sea un ejemplo de precisión y claridad, probablemente el texto no tendrá ningún sentido.

Escribir todo literalmente tal como habló el entrevistado puede ser lo peor, sencillamente porque puede dar lugar a confusiones, malas interpretaciones o ni siquiera comprenderse.

De ahí que dejar en palabras claras y simples las respuestas del entrevistado sea, por naturaleza, todo un reto de interpretación, redacción y comunicación.

Si al escribir no se podan los coloquialismos, muletillas, reiteraciones, excesos o hasta malos usos de ciertas palabras y conjugaciones, el texto puede ser un auténtico desastre.

Escribir sin borrar y sin editar siempre deriva en errores de todo tipo, no solo ortográficos.

¿Cómo paso por escrito una entrevista hablada?

Hay varias formas posibles, pero entre las más utilizadas:

  • Formato Pregunta – Respuesta
  • Nota basada en la entrevista
  • Usando ambas

Ejemplo de Entrevista Escrita con Formato Pregunta – Respuesta

La primera opcion es la más simple, además de ser muy elegida por los periodistas y entrevistadores, ya que resulta más fácil, rápida y amena de leer por parte del lector.

Consiste en incluir la pregunta y debajo la respuesta del entrevistado.

Aquí un ejemplo de una entrevista al cuentista norteamericano Raymond Carver:

Claude Grimal: ¿Por qué elegiste escribir cuentos en lugar de, por ejemplo, novelas?

Raymond Carver: Circunstancias de la vida. Era muy joven. Me casé a los dieciocho años. Mi esposa tenía diecisiete años; ella estaba embarazada. No tenía dinero en absoluto y teníamos que trabajar todo el tiempo y criar a nuestros dos hijos. También era necesario que fuera a la universidad para aprender a escribir, y era simplemente imposible comenzar algo que me hubiera llevado dos o tres años. Así que me puse a escribir poemas y cuentos. Podría sentarme en una mesa, comenzar y terminar de una vez.

Claude Grimal: ¿Te consideras tan buen poeta como escritor de cuentos? ¿Y qué relación ves entre tu poesía y tu prosa?

RC: Mis historias son más conocidas, pero a mí mismo me encanta mi poesía. ¿Relación? Mis historias y mis poemas son cortos. (Risas.) Los escribo de la misma manera, y diría que los efectos son similares. Hay una compresión del lenguaje, de la emoción, que no se encuentra en la novela. El cuento y el poema, a menudo he dicho, están más cerca el uno del otro que el cuento y la novela.

CG: ¿Abordas el problema de la imagen de la misma manera?

RC: Oh, imagen. Sabes, no siento, como alguien me dijo, que centre mis poemas o mis historias en una imagen. La imagen emerge de la historia, no al revés. No pienso en términos de imagen cuando escribo.

Ejemplo de entrevista escrita sin formato pregunta y respuesta

Esta segunda opción consiste en escribir, con las palabras del entrevistador, aquello que dijo el entrevistado, mechando a su vez con declaraciones suyas entre comillas.

Se trata de un tipo de estructura y composición escrita mucho más compleja de hacer que la anterior.

Entre otros elementos a considerar, resulta clave decidir de antemano qué datos, hechos y opiniones dichos por el entrevistado en la conversación se escriben en tercera persona y cuáles en primera persona.

O sea: qué se dice con comillas y qué sin.

Los datos y hechos, por ejemplo, podrían escribirse sin comillas, aunque depende de cada caso.

Si se quiere dar énfasis a quién dice qué, entonces mejor ponerlo entre comillas. Sea un párrafo entero o un solo renglón.

Ejemplo:

La urgencia del día a día hizo que el reconocido autor estadounidense comenzara a escribir cuentos y poesías en vez de novelas. Recién se había casado, tenía apenas 18 años de edad y ya con niños que criar. Necesitaba trabajar durante la mayor parte del tiempo. Además, si quería escribir, antes debía ir a la universidad para aprender a escribir. No podía darse el lujo de destinar varios años a la creación de una obra.

“Así que me puse a escribir poemas y cuentos. Podría sentarme en una mesa, comenzar y terminar de una vez”.

Otra alternativa es combinar las dos opciones anteriores en un único texto, con cosas escritas por el entrevistador y una o varias partes con fragmentos de las declaraciones del entrevistado entre comillas.

A continuación, ejemplos escritos por ServiSaberlo:

Pregunta – Respuesta – Entrevista a un apicultor

Mini-post basado en entrevista anterior

¿Cómo hacer una buena entrevista periodística?

Un buen entrevistador es aquel que conserva su rol de periodista y su función de informar al servicio del lector en todo momento, sin pinchar al entrevistado porque sí, pero sin tampoco alcahuetearlo y complacerlo.

Una buena entrevista periodística responde preguntas que, directa o indirectamente, se hacen, podrían o deberían hacerse quienes la leen, dando cuenta sobre aquello que debe saberse o está bueno que se sepa.

Sea un producto, servicio, proyecto, la conversación sobre un hecho o tema en particular.

No el entrevistador – El protagonista es el otro

En un momento del siglo XXI comenzó a ocurrir que el periodista cobró un desmedido protagonismo, cuando en realidad su rol crucial, en el contexto de una entrevista, es intervenir como un portavoz para que otros hablen y el público se informe. Más un intermediario, no un divo protagonista.

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El protagonista de una entrevista debe ser el entrevistado, no el entrevistador. Uno hace las preguntas, comenta, dispara un asunto o conversa sobre una cuestión, pero las palabras del otro son lo verdaderamente importante.

El entrevistado debe ser quien responde y se explaya, hilando ideas, hechos, anécdotas, explicaciones, mucho más que el entrevistador.

Si bien quien pregunta puede presentar ideas, acontecimientos, ejemplos, documentos, comentarios de otros y hasta opiniones para desarrollar una pregunta, así como establecer una conversación y auténtico ida y vuelta durante la entrevista, en términos de tiempo y palabras, el entrevistado siempre debe hablar más.

La pregunta es el principal recurso de una entrevista y escuchar es la actitud más importante por parte del entrevistador. Sin preguntas y sin escuchar al entrevistado, no hay entrevista posible.

Entrevistas Por Encargo Con ServiSaberlo

Ya sean en persona (si existe coincidencia geográfica con el entrevistado), así como vía e-mail o WhatsApp enviando cuestionarios de preguntas, ServiSaberlo asume la creación de entrevistas escritas para publicar en sitios web y cualquier otro formato. Nos encargamos de hacer:

  • Contactos con el entrevistado.
  • Elaboración de cuestionario con preguntas.
  • Transcripción / Edición de respuestas.
  • Armado de una entrevista escrita pronta para su publicación.

Escribe a ServiSaberlo por WhatsApp si necesitas hacer y publicar una entrevista escrita.